14 mar 2014

El Sobreviviente: Un épico rescate.

* * * *  MUY BUENA

No se trata sólo de disparar balas, masticar chicles mientras se apunta a un objetivo y matar a quien se le cruce. “El Sobreviviente” es una película que se destaca un poco, dentro de lo que el género bélico puede ofrecernos. Debo confesar que no soy fanático del cine que evoca guerras y más guerras. Quizás esta cinta sea una excepción ya que hay ciertos condimentos adicionales que, a mi gusto, la hacen interesante.
Por empezar, un punto atractivo para todo espectador lo hallamos en la trama: interesa todo lo que se base en hechos reales. Esta película cuenta la historia de una fallida operación militar en Afganistán durante el 2005: la  "Operation Red Wing." Cuatro miembros del equipo SEAL deberán encontrar a un peligroso cabecilla talibán de una importante célula terrorista. En medio de los frondosos bosques montañosos afganos, los cuatro militares (Mark Wahlberg, Taylor Kitsch, Emile Hirsch y Ben Foster) son emboscados por las fuerzas enemigas. Superados más que ampliamente en número, el grupo norteamericano deberá sobrevivir sin apoyo externo y sin otra ayuda más que sus armas y su espíritu de equipo.
El justo metraje de ciento veinte minutos permite centrar la historia en el personaje de Mark Wahlberg y las dificultades que sufre para sobrevivir junto a sus compañeros. Es otro punto a favor para que esta sólida historia marche sobre paso firme, sin necesidad de generar líneas argumentales secundarias que poco aportan o que aplastan las buenas intenciones del guión.
Gran dirección de Peter Berg ("Hancock"), quien retrata con ese tinte de documental tan característico del cine de Bigelow ("Vivir al Límite"; "La Noche más Oscura"). La escena del enfrentamiento entre los bandos en los bosques afganos no tiene desperdicio. Muy bien lograda, no sólo resalta la tensión que produce ese choque sino el modo en que los cuatro agentes lo viven entre sí, vislumbrando el sentido de amistad, el deber y la honorabilidad, la justicia, la unidad y el sacrificio. Ahí radica la riqueza de la trama.
Pero hay algo que parece ser un cáncer que no puede erradicarse en las películas de esta naturaleza. Y se trata de ese sentimiento nacionalista yanqui exacerbado que desborda cada vez que el cine se refiere a cualquier clase de ocupación. Enarbolar la bandera imperialista parece ser el deporte favorito si de guerras se trata. Además, se plasma esa necesidad irrefrenable de mostrar a la corporación militar norteamericana como las tropas salvadoras del mundo. En fin, la política internacional de Estados Unidos presente en el cine. Más allá de esto, en poco afecta al buen resultado que la cinta ofrece.
Nominada a dos premios Oscar (Mejor Sonido y Mejores Efectos de Sonido), este apartado técnico se conjuga con una impecable fotografía y una perfecta edición, que logran transportarnos al ambiente bélico de Afganistán y permiten implicarnos con los personajes. La música acompaña muy bien, produciendo el efecto que debe producir en el momento preciso. En definitiva, una película que logra tensión y redención en buenas dosis. Algo para destacar: el final, con fotografías de los verdaderos soldados que trabajaron en esa operación militar. A modo de homenaje.

Crítica realizada por Leo Arce.



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