29 ene 2015

Dios mío, ¿qué hemos hecho?: La Francia cosmopolita

* * * *  MUY BUENA

Interesante propuesta del cine francés que toma un problema social tan actual y serio para transformarlo en el disparador de una multiplicidad de situaciones que se nutren del humor y la ironía. Esta taquillera comedia recepta la tensión racial y la pone sobre la mesa de una disparatada familia francesa que convive entre la culpa y la redención.
Nominada a los premios Goya 2015 en la categoría de "Mejor película europea", la trama nos presenta a Claude y Marie asistiendo a las bodas de tres de sus hijas. Una familia tradicional de la sociedad francesa que se construyó bajo los preceptos de la religión católica. Pero ambos ven en esas bodas una especie de castigo divino, ya que sus hijas se casan con un chino, un musulmán y un judío.
 
Con yernos inmigrantes y no cristianos, Claude y Marie ven desmoronar sus tradiciones y sus valores, naciendo una tensión que repercute en el seno de la familia. pero mantienen todas sus esperanzas intactas en su hija menor. La débil estabilidad familiar lograda después de mucho tiempo se verá amenazada cuando la joven les presente a su futuro esposo quien, pese a ser católico, es africano.
La tolerancia (o intolerancia) racial y religiosa, los prejuicios y los conflictos familiares se mezclan en este guión, que se asienta sobre pilares sencillos pero bien apuntalados. La escena inicial de la película es un presagio de lo que se verá a lo largo de la cinta. Y créanme que de la forma en que la película se presenta, cualquiera compra la fórmula instantáneamente. Es la tensión en las relaciones familiares las que van llevando hacia adelante la trama y la dota de una fuerte dosis de entretenimiento. Porque lo que se ve en pantalla no dista de lo que puede suceder en cualquier mesa familiar de domingo. En la sencillez están los elementos que divierten, los que permiten las risas y los que invitan a reflexionar. Y que una cinta tenga diversas invitaciones que proponer al espectador es algo poco común.
Con un montaje dinámico, que ayuda a acentuar las distintas situaciones disparatadas que suceden, la cinta cumple. Y un factor que contribuye a ello es el trabajo actoral de la pareja protagonista y de los actores que interpretan a los yernos. La interacción entre ellos es fuente de los mejores momentos de la película.
No hay que olvidar lo que el elemento principal de la cinta implica para la sociedad francesa, más aún después del atentado al semanario Charlie Hebdo a principios de este año. En un país tan heterogéneo desde el punto de vista étnico, que una película aborde esa problemática en clave de comedia implica proponer el espacio necesario para descubrir las similitudes en medio de las diferencias. Es el mensaje que queda luego del final.
Para concluir, estamos ante una cinta más que efectiva, que optimiza todos los elementos con los que cuenta y los dirige hacia un resultado positivo. Cine francés del que divierte... y mucho.

Crítica realizada por Leo Arce.



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