9 mar 2015

Autómata: Filosofía barata y zapatos de... robots

* * *     BUENA

Coproducida por España y Bulgaria, "Autómata" es una película tributaria de esa nueva moda cinematográfica del Nuevo Mundo de realizar cine hablado en inglés (al estilo "Ágora" de Alejandro Amenábar), aún cuando no se trate del idioma autóctono. Un detalle para tener en cuenta, como si el hecho de que estuviera hablada en la lengua anglosajona diera prestigio. Pero dejando de lado esa nota de color, nos encontramos ante un exponente de ciencia ficción con tintes policiales, con una mirada poco esperanzadora del futuro que pretende invitar al espectador a la reflexión moral.
Antonio Banderas protagoniza y produce esta cinta. Hay que reconocer el esfuerzo de una producción limitada en presupuesto.
Sin grandes efectos especiales, logra recrear una atmósfera apocalíptica de forma convincente. Y eso no es un dato menor en relación a la trama que se plantea.
En aquel futuro, nuestro planeta atraviesa un proceso de desertización y la población padece las consecuencias de siglos de contaminación. Ciudades amuralladas en medio del desierto son habitadas no sólo por seres humanos sino también por robots al servicio de ellos. Jacq Vaucan (Antonio Banderas), un agente de seguros de una compañía robótica, investiga la adulteración ilegal de un autómata que lo llevará a ciertos descubrimientos que pondrán en peligro la preservación humana o cambiarán la vida de su especie para siempre.
La historia puede dividirse en dos etapas. La primera transcurre dentro de la ciudad, donde comienza a plantearse la trama de manera interesante. Ese es el mundo conocido, en donde los autómatas se rigen por dos protocolos: no dañar a seres humanos y no automodificarse. Pero una serie de eventos pretende desconfigurar lo que, hasta ese momento, se conocía. En este punto, la intriga es un vehículo muy efectivo y se le da un buen uso. La segunda parte transcurre fuera de la ciudad, en donde Jacq se topa con autómatas de inteligencia superior a la humana. Se ve envuelto en una conspiración que pondrá en peligro su vida y la de su familia. El gran problema del guión está en su incapacidad para engarzar ambas partes. Se trata de un planteo bien estructurado desde su inicio que va desinflándose en su desarrollo y desenlace. Esto origina una película pesada, aburrida y con poca trascendencia.
Estas fallas en su libreto generan diálogos incoherente y escenas completamente prescindibles. Aunque uno puede percibir buenas intenciones en sus cimientos. Toda la trama se orientaba hacia los dilemas morales y existenciales del protagonista, que vendría a representar, en términos generales, a la humanidad. Los planteos ecologistas, las ideas acerca del uso responsable de la tecnología, el instintos de preservación, la noción de una sociedad futura salvaje y las consecuencias de la inteligencia artificial, intentan disparar la reflexión del espectador. Pero queda sólo ahí, en buenas intenciones, sin poder generar los espacios necesarios para que esa reflexión se profundice.
En cuanto a lo técnico/artístico, refuerzo la idea que manifesté anteriormente. Tanto en el diseño de los escenarios como en el de los robots se vislumbran los escasos recursos y el correcto uso de ellos para explotarlos a su máxima expresión. Estas cuestiones merecen ser subrayadas porque abultados presupuestos no garantizan resultados positivos.
En resumen, una buena película que queda a mitad de camino, pero que constituye una buena tentativa de proponer una arista más profunda.

Crítica realizada por Leonardo Arce.



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