26 mar 2015

Mommy: Una relación de amor y de sombras

* * * * *  EXCELENTE

Xavier Dolan es un reconocido director y actor canadiense que allá por el año 2009 desnudó una conflictiva relación materno-filial en “Yo maté a mi madre”, relaciones que, desde de allí, han nutrido su filmografía desde distintas perspectivas. Pese a su juventud, ha realizado largometrajes de gran calidad desde el punto de vista argumentativo/visual. Y “Mommy” (2014), su última cinta, no deja de ser una excepción a ello.
Ganadora del Premio del Jurado en el último Festival de Cannes y una de las nueve cintas preseleccionadas elegidas como finalistas en la categoría de "Mejor Película de habla no Inglesa" para los Oscar 2015, “Mommy” se centra en una Canadá ficticia. Allí se ha sancionado una ley que habilita a padres a dejar sus hijos bajo el cuidado del sistema de salud estatal, si éstos presentan graves problemas de adaptabilidad social.
Die Despres, una madre viuda, intenta educar en su casa a Steve, su hijo que padece ADHD y que causó un incendio estando internado. Mediante una relación tensa, donde el amor vincular se mezcla con la violencia familiar, intentarán sobreponerse a todas las dificultades. Así es como Kyla, una vecina, ofrecerá su ayuda, involucrándose de una manera muy especial en las vidas de Steve y Die.
Lo interesante de la trama es que no centra su abordaje en un vínculo simbiótico y, hasta por momento enfermizo, de una madre con su hijo ni tampoco la reduce al desarrollo de una única visión, sino que le incorpora un tercer condimento. Y esto es lo que la hace rica en contenido y en matices: una relación de dos que se torna de tres (madre, hijo y vecina), complejizándola de una manera extraordinaria. Así, la película va tejiendo cada arista de una manera aguda, directa, cruda, sin fisuras y emotiva. Anne Dorval, Antoine-Olivier Pilon y Suzanne Clément son los actores que han logrado un trabajo impecable a través de una química que desborda los límites de la pantalla.
Hay cierta calidez en la película, ya sea desde las actuaciones o desde los diálogos perfectamente construidos para personajes que concentran un gran caudal de emociones a explotar. Aún en la crudeza de ciertas escenas, en las sombras que éstas proyectan, hay luz y esperanza para los protagonistas y eso conmueve y motiva al espectador a través de un cúmulo de escenas muy bien fotografiadas y estratégicamente colocadas en el montaje.
Es de esta manera que Dolan filma la película en cuadros limitados en la pantalla. Solo en ciertas ocasiones, el ojo atento de un espectador experimentado podrá descubrir que los planos se van abriendo hacia la izquierda y la derecha. ¡Qué gran recurso cinematográfico! No sólo le da prolijidad a cada escena sino que hay un contenido que la trama va desnudando a través de su utilización. Porque la ampliación de los cuadros se sincroniza con los cambios que van experimentando los personajes, los nuevos horizontes que parecen dotar de esperanza a sus futuros. Hay toda una construcción en la historia que se despliega a través de este recurso y eso es lo que debe subrayarse: cuando un director usa un determinado recurso para acompañar la trama y cuando éstos se encuentran conjugados y armonizados con lo se ve en la pantalla, es cuando se dota de plena justificación a ese uso.
El apartado musical no puede dejar de ser reconocido y valorado. Con canciones que van desde Andrea Boccelli, pasando por Dido, Eiffel 65 y Oasis para terminar en Celine Dion, la música asume un rol primordial. No solo va acompañando las distintas situaciones que la historia va planteando sino que define los estados de ánimos de los personajes e, incluso, redondea la apertura de sus vidas hacia la redención.
Un gran trabajo y un producto final loable que no debe mantenerse oculto y que merece ser tenido en cuenta. Hace tiempo que una película no me conmueve hasta las lágrimas y “Mommy” lo ha logrado. Después de esta confesión, más nada puedo agregar.

Crítica realizada por Leonardo Arce.



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